Un fuerte impacto en mi vida espiritual:
Al entrar al primer año de bachillerato, me afilié al Movimiento Estudiantil Profesional, dirigido por Jesuitas y me sentí muy identificado por el apostolado realizado, aunado a que también asistí a “Jornadas de Vida Cristiana” en la que tuve un muy fuerte impacto con mi encuentro con Jesús, a tal grado de que ya quería entrar al seminario; sin embargo, más tarde comprendí que se puede servir desde un apostolado laico, y de esa forma decidí no entrar al seminario, además de que mi problema de tartamudez, todavía estaba latente, aunque ya un poco controlado.
Un gran apoyo de un maestro inolvidable:
Precisamente, en mi primer año de bachillerato, en una clase semanal llamada “actividades peri – escolares” (vaya nombrecito), teníamos que desarrollar un tema y hablarlo en frente del resto de los alumnos de la clase, lo cual me aterraba debido a mi tartamudez, así que prefería no preparar nada para no tener que hablar en público; sin embargo, un maestro Marista de nombre David Kuri, a quien recuerdo con mucho aprecio y gratitud, me alentó a hablar enfrente de mis compañeros y me pasó al frente del salón y me sorprendió mucho cuando le preguntó al grupo: “quién se considera amigo de Marcos”, a lo que muchos levantaron la mano inmediatamente y al final todos la levantaron, para enseguida decirle al grupo: “pónganse de pie los que se consideran amigos de Marcos”, a lo que todo el grupo se puso de pie, y ya estando de pie. Les dijo al grupo: “ahora, vuelvan a levantar la mano los que les gustaría escuchar a Marcos” y todo el grupo la levantó.
Como yo no había preparado nada, el maestro me pregunto que cuál era mi pasatiempo favorito, a lo que yo respondí inmediatamente que el campismo, y entonces, me dijo el maestro: cuéntales a tus amigos de una excursión que te haya gustado mucho, ya que tus amigos quieren escucharte, y entonces me solté hablando sin tartamudear sobre una excursión a un paraje denominado “las huertas del diente” y lo describí con lujo, de detalles, y desde esa fecha, comprendí que si no quiero tartamudear, puedo dejar de hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario